CAPITULO XI. LA EVOLUCIÓN DEL ESTADO DE DERECHO.
FUNDAMENTOS DE LA LIBERTAD
FRIEDRICH HAYEK
Elaborado por: Carlos Rafael Martínez Ríos
Quetzaltenango, 24 de febrero de 2017
Un estado de Derecho evoluciona
en la medida que los derechos de las personas que forman parte del estado o que
estén dentro de él por razón accidental o en tránsito, sean respetados y
reconocidos.
El reconocimiento de los derechos
fundamentales dentro de los que figura la libertad individual y la propiedad
entro otros que tienen que ver directamente con la esfera privada de las
personas, ha derivado de un proceso histórico por el que se tuvo que romper el
esquema sentado de que los reyes y administradores de justicia eran designados
por Dios y no por los mismos hombres.
El abuso de poder por parte de
los gobernantes provocó que de forma lenta pero continua los estados fueran
reconociendo que los gobernantes más que descubridores de leyes fueran tomados
como creadores de las mismas.
Un estado de derecho se consolida
por el principio de reglas generales y de protección a la esfera privada de la
persona, que permite al mismo tiempo brindar seguridad a las personas en el que
por una parte van a ser tratados de forma igualitaria ante la ley y por la otra
no se aplicarán leyes que no estén expresamente reconocidas y sean anteriores a
los hechos por los que se les juzga. Esto en conjunto con la premisa de no
retroactividad de leyes, al menos que favorezcan a personas sujetas a
procedimientos penales.
El contar con constituciones que
aseguren la separación de poderes implica no solamente seguridad en las
personas sino sienta la base de la libertad de las personas para actuar dentro
de los límites que establezcan las leyes generales.
Tal y como lo refiere el autor
citando a Paley “La primera máxima del
Estado libre es que las leyes se elaboren por quienes no han de administrarlas”
La separación de poderes es vital
en un Estado, pues asegura por lo menos de manera formal que ninguno de los
tres organismos del Estado va a interferir en la esfera de los otros, y digo
por lo menos de manera formal porque sabido es que en la cotidianeidad el pénduleo
político no permite una total
independencia de unos con otros. Claro está que un estado democrático como el
nuestro es bastante joven y no ha encontrado aún los caminos para su evolución
y desarrollo en materia de separación de poderes, lo que puede ser mal visto, pero es mejor esto a darle paso a un gobierno
tirano en el que el poder este concentrado solamente en una o unas personas.
No se puede negar que la
evolución del Estado de Derecho es continua, de ahí que la sensación de vivir
en un Estado de derecho en el que las personas no estén más sujetas que a la
misma ley y que esta sea aplicada en igualdad a todos no es del todo percibida;
sin embargo desde las primeras declaraciones en Inglaterra hasta las máximas de
la Revolución Francesa han contribuido a que se cimenten las bases para el
respeto de la esfera de actuación de los hombres de forma libre y sin más
coacción o limitación que la misma ley. De infringirla se debe asegurar que la
aplicación de la ley sea por persona distinta a quien la crea para que la
máxima también de un gobierno de leyes y no de hombres sea una realidad.
Al día de hoy la existencia de
constituciones escritas y el reconocimiento de los derechos individuales y
políticos contribuye a que la libertad sea un principio y un derecho de toda
persona, la lucha estriba en que sea aplicada a todos de forma general y no
especial como se pretende al crear un bagaje de leyes dispersas que coaccionan
el actuar de las personas.
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